sábado, 17 de noviembre de 2018

Historia del día de Todos Los Santos


Esta es la historia que contó Jesus Tena la noche de Halloween en el salón del ayuntamiento, como no había muchas personas , la vuelvo a repetir para que podáis verla.
Toño

También otros recuerdos de momentos vividos dentro de la iglesia han acudido a mi mente, los más lejanos son aquellos de cuando éramos niños adolescentes y la iglesia todavía no había sido restaurada de la quema que sufrió. 
En el coro había una larga escalera de madera de las que se usaba en la recolección de las aceitunas. Esta escalera llegaba hasta la cornisa que rodea la iglesia. Subíamos por ella y con gran atrevimiento y cierto riesgo hacíamos el recorrido de la cornisa hasta el altar. Era una travesura un tanto arriesgada pero nosotros no sabíamos apreciar el peligro. 
Tirando del hilo de los recuerdos van llegando nuevos hechos, como aquella noche de Todos los Santos cuando después de la cena se rezaba el rosario por todos los difuntos del pueblo. Estábamos los amigos reunidos en el coro un tanto distraídos y ausentes del rezo. En aquellos tiempos las palomas de la iglesia eran aves protegidas, simbolizaban al Espíritu Santo y nadie se atrevía a molestarlas dentro de la iglesia y menos a cogerlas. Pero los amigos, rompiendo estos mitos decidimos subirnos hasta la bóveda central de la iglesia, lugar donde anidaban las palomas, con el fin de atrapar algunos de sus pichones para luego celebrar una buena merienda. Al llegar al lugar de la bóveda se armó un gran revuelo de palomas  que deslumbradas y asustadas por nuestra presencia golpeaban con sus alas el forjado de madera y cañizos que formaban la gran bóveda. Nos hicimos con unos cuantos pichones y nuevamente descendimos hasta el coro. Al llegar advertimos que había cierta inquietud entre la gente. Habían escuchado el aleteo de las palomas al pegar sobre la bóveda y al ser la noche de los difuntos aquel estruendo debieron asociarlo a la manifestación de algunas almas en pena, como era costumbre esta creencia en algunas personas. Escondimos los pichones bajo nuestras chaquetas ya que de haberse enterado el sacerdote hubiésemos sido amonestados porque aquello era como un pequeño sacrílego. 
Jamás supo nadie a qué fue debido aquel misterioso ruido sobre la bóveda de la iglesia en una noche de difuntos. 

Jesus Tena

1 comentario:

  1. Gracias Jesús por este relato. Muy adecuado para la noche de ánimas que nos cuentes historias reales de nuestro pasado.

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