viernes, 9 de mayo de 2014

Otra de Maquis (Anecdotas)




OTRA DE MAQUIS

Como los maquis abundaban por aquella época, no faltaban anécdotas que contar.
Me cuenta el Manolo “El Español” que una vez estaba segando con su padre en la Chumilla. Él tendría unos 10 años (imaginaros a que edad se empezaba ya a trabajar) y ya ayudaba a su padre en lo poco que pudiera hacer. Estaban  no muy lejos de los tres mases, que era donde tenían que ir a dormir, cuando subió por allí el “Copeta” que llevaba ganado y era más o menos de la misma edad que el Manolo. Ya se ve que  habían bajado alguna vez más a la paridera del “Copeta “ y como chicos que eran se dedicaban a jugar.
Bueno, pues el “Copeta”, que bajaran a la paridera a la tardada y el tío “Español” que no iban a bajar, que se irían a los tres mases. Tanto mal le dieron los chicos que al final accedió a bajar a la paridera. A la tardada bajaron el Manolo con su padre a la paridera del “Copeta” y cuando estaban abrevando  la caballería vieron dos o tres hombres que se escondían por entre la leña de la teinada. Manolo dijo:
-       No ves, ya hemos llegado tarde, ya están jugando por la teinada.
Entonces les salieron dos hombres; en la casa no había nadie, pues los “Copetas” andaban aun con el ganado por el monte; los hombres les dijeron:
-       Buenas tardes somos “Maquis”. Llevamos un compañero enfermo. ¿No tendrían un poco de leche? 





    A  lo que éstos contestaron que no eran los dueños de la paridera pero que si había leche se la darían. En esto vieron a lo lejos a los “Copetas” con el ganado para encerrar y antes de que llegaran les preguntaron que si había “pulgosas”. Éstos no entendían que querían decir, al final era que si había mujeres y le dijeron que no, que una chica que tenía y la mujer estaban en Híjar porque la chica iba a la escuela. Resultó ser que eso de “pulgosas” era alcahuetas y decían que no se fiaban mucho de las “pulgosas”.
    Manolo, como chico, se adelantó y bajo al encuentro de los pastores y les  
     dijo:                                                          
-       ¡Qué hay maquis, que hay maquis! – a  lo que ellos le contestaron:
-       ¡Qué va a haber maquis, cascabas!
-       ¡Que sí, que sí!
Llegaron hasta la paridera y vieron que era cierto lo que decía el chico, le preguntaron si tenía leche para el enfermo y les dijo el tío “Copeta” que no había mucha pero que algo habría. Le sacaron leche a una cabra y se la dieron para el maqui que estaba malo.

Les dijeron que si se querían quedar a cenar y ellos aceptaron, no sin antes preguntar si había varias salidas para poder escapar por si venía la guardia civil o los del Somaten. Entonces empezaron a contar sus cosas amigablemente. Decían que venían engañados  de Francia, que les habían dicho que aquí en España ya no los perseguían y cuando llegaron aquí vieron que seguían matándolos por los montes, hablaban de que había muy mala cosecha ese año por el norte, quisieron hacer cantar al chico del “Copeta” unas jotas pero tuvo vergüenza y no canto, contaron que habían pasado varias veces por la calle Mayor de Urrea y que hasta alguna vez se habían cortado el pelo en casa del señor Emilio, iban de uno en uno y pensaban que eran forasteros.

Manolo me cuenta que según entendió el,venían de la zona de Ariño y de Alloza. A las 12 de la noche decidieron marchar y preguntaron por donde se iba a un mas que había en el centro de la Chumilla, les explicaron que siguiendo aquel camino llegarían allí, era el mas donde en un principio se iban a quedar Manolo y su padre si llegan a ir allí se hubiesen encontrado con 30  Maquis que los estaban esperando a estos allí.
El tío “Copeta” les dio una botella de leche una botella de aceite y un pan. Ya se disponían a marcharse, pero antes se volvieron y les amenazaron que como contaran que habían estado ellos allí vendrían a por ellos. Cuando empezaron a andar salieron de los alrededores de la paridera 8 ó 10 maquis más que estaban vigilando. Llevaban unos petates verdes que, por lo que pesaban, debía ser munición y como una especie de metralleta, pero mas corta y los caños iban envueltos en una chapa con agujeros. Poco apoco desaparecieron en la noche.






Así de dura  era la vida entonces.


Al año siguiente volvían a estar Manolo con su padre en la Chumilla, en el mas del “Malas Ideas”. Esta vez trillando porque el año había sido bueno y por no traer toda la mies  a Urrea lo hacían allí y excusaban trabajo, cuando no hacía aire para aventar dormían en la misma era por si acaso y si levantaba un poco de aire se ponían a aventar. Esa madrugada, Manolo se tenía que venir a regar a las Planas y cuando se iba a hacer de día le dijo el tio “Español”:
-       Ya te puedes marchar que ya viene el día.
Imaginaos ahora mandar un chico de 11 o 12 años  de la Chumilla hasta las Planas y encima de noche. Marchó Manolo y al pasar por un bancal vio pasar a la luz de la luna 4 o 5 hombres, él pensó que eran Maquis y se agacho en un ribazo y pasaron  hacia el Taconero  de largo. Continuó con su caminata y al bajar por la cuesta del Abellar vio fuego cerca de la senda. Le echaron el alto, eran maquis otra vez. Le preguntaron de donde venía y a donde iba, él se lo explicó todo, también le preguntaron donde estaba Urrea y volvieron como la otra vez amenazarlo:



-       Como digas algo que nos has visto vamos a por ti, no se lo digas ni a tu  padre ni a tu madre, ya te puedes marchar.
Cuando llevaba unos metros hecho a correr y no paro hasta las Planas, cuenta que aun llego casi de noche.
Le preguntaba yo que si no había pasado miedo, y me dijo:
-       Mi padre me decía, el miedo está en un montón cógete el que quieras y me daba cuenta de que era verdad, pero bastante miedo si que pasaría, por que si no, no hubiese corrido.

También le pregunté que si se lo había dicho a su padre o a su madre, y me dijo que se lo había dicho pero cuando ya había pasado cuatro o cinco años, no lo quería contar porque no vinieran a matar a su padre, y a su madre y a él.       Toño

3 comentarios:

  1. Dificil de creer.... O de entender, casualidad es dos veces al mismo...

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  2. Yo no estuve allí , yo cuento lo que una persona mayor que yo me ha contado, y cuando ves como lo cuentan , el brillo que tienen sus ojos al recordarlo , yo pienso que es verdad, y si lo dices porque un chico de diez o doce años trabajara, o lo mandaran ir de noche por los montes, creetelo porque en aquellos tiempos era así.

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  3. Y pienso que habrá muchos mas casos que a mi no me los han contado, pero los habrá

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