Civiles contra ladrones era otro de los juegos. Nos reuníamos en la plaza haciendo dos equipos. Los ladrones marchaban escondiéndose y lo civiles iban a buscarlos hasta que encontraban a todos. Era tal el interés que poníamos en escondernos, que empezamos a escondernos por huertas de los alrededores del pueblo. Era casi imposible que nos encontraran a todos porque estábamos desperdigados. Recuerdo una de las veces que íbamos tres o cuatro y nos llegamos a esconder en la torre de los Angelitos, entonces abandonada, en un cantón estrecho que había al lado de la casa. Allí nos pegamos toda la tarde, como ya nos cansamos salimos y fuimos a la plaza todo contentos porque no nos habían encontrado, cuando llegamos allí ya estaban jugando a otra cosa y nos dijeron: ¡pues no hace rato que habíamos acabado!.
Toño
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