LA HUELGA
Hubo una vez un maestro que
se llamaba don Ramon Tirado del Río , aunque todos le llamaban y así se le
sigue recordando aun hoy como “El Bociguín”. Este era uno de los sargentos que
después de la guerra, como no había casi maestros, los habilitaban para
completar las plazas vacantes de maestros.
Todos que fueron con él y
aun nosotros conocemos la canción que repetidamente les hacia cantar: Plon,
plon ,plon plon, salid mozas a bailar que ya repica el pandero, plon, plon
,plon plon...
Cuentan de él que era muy
dado a pegar, sus bofetadas eran famosas, pero alguna vez lo que hizo fue que
cogió a uno de los mas fuertes que había
en la escuela, para que pegara a otros, este mas fuerte era el Jorge, excelente
muchacho y los recibidores era el Andres
“El Rizao” y el René. “El Bociguín” le dijo al Jorge :
- ¡Pégales a estos dos tortas
a cada uno!
Y el Jorge, como buena persona que era, les pegó dos tortas
pero despacio, entonces cogió al Jorge y le dijo:
- ¡Así no se pegan, se pegan
así!
Y le dio dos bofetadas enormes al pobre Jorge delante de
todos, parece ser que el Jorge ya no volvió por la escuela.
El René era un chico
francés que, por circunstancias, tuvo
que venir a Urrea con su abuela un par de años. Su familia de aquí eran de los
más pobres que había. Siempre llevaba por los bolsillos nueces y alguna higa seca,
el pantalón que llevaba era corto pero
muy ancho, cuentan que cuando iba a cagar, no se los quitaba, ensanchaba la
pernera y por allí hacia sus necesidades. También cuando le pegaba el
“Bociguín” con un mimbre o con la palmeta no le hacia demasiado mal de anchos
que le iban. Como se dio cuenta el maestro, lo cogía y con una mano le
apretaba los pantalones y con la otra le
pegaba con la palmeta y además era de los que más recibía.
A Joaquín “el Molina”, una
vez le pegó con un mimbre en las manos con tal fuerza que le hizo sangre en las
dos manos; aun hoy me enseñó las dos cicatrices de las manos. Entonces, lo que
hizo fue marchar de la escuela y acudió a su padre, el tío Manolico “el Corona”
que por entonces era juez. Llegó a la
carpintería que tenía y le dijo:
- ¡Mira papá lo que me ha
hecho el maestro!
Entonces su padre le curó con alcohol y, cuando acabó, le
pegó dos bofetadas y cogió un listón de
haya y le dijo:
- ¡Tira para la escuela
delante de mí!
Subieron por toda calle Mayor con su padre con el listón detrás.
Cuando entraron en la escuela y “El Bociguín” vio entrar al “Tío Manolico” con
el listón se temió lo peor, pensaba que lo iba a emprender a él y empezó
diciendo:
- ¡No, que yo no le quería
pegar tan fuerte!
Entonces el tío Manolico le dijo:
- ¡Toma este listón por si te
hace falta para que los endreches!
Jesús Val era el mayor de la
escuela, incluso había pasado ya los años de estar en ella. Él era el que
dibujaba todos los días en la pizarra el águila con el escudo nacional, era la
primera cosa que se hacía al entrar en la escuela. Con los que he hablado me
cuentan que dibujaba mucho mejor que el
maestro. La cosa se complicó cuando “El Bociguín” le pegó también al Val. Hasta
ahora no lo había tocado, pero un día se le cruzaron los cables y también le pegó
a él.
Estamos hablando de por allá
los años mil novecientos cincuenta y tres o cincuenta y cuatro. Ni por asomo,
con el régimen que había, se le ocurría a nadie hacer una huelga. Pues los
chicos de Urrea montaron una huelga en contra del maestro.
Ya lo tenían hablado y los
mayores se pusieron en el arco de San Roque y paraban a todos los chicos que
subían para ir a la escuela, aunque hubo alguno que acudió por miedo. Fueron la
mayoría los que secundaron la huelga.
Una vez todos reunidos en el arco marcharon a hablar con el alcalde, este era
el tío Manolico el “Utebano” al que todos llamábamos “El Alcalde Viejo”. Éste
estaba en la torre Grande del camino de Híjar y para allí se encaminaron todos.
Bajando por Santa Bárbara y por la senda que se llama del Muro, llegaron a la
torre y hablaron con el alcalde, le expusieron que les pegaba mucho y que no querían ir a la
escuela con él. El alcalde les contestó que marcharan y que al día siguiente
acudieran a la escuela que ya subiría hablar con él.
Al día siguiente los chicos
acudieron a la escuela y también acudió el Consejo Escolar, entre ellos el
alcalde, el juez, y algunos concejales. Delante del maestro les preguntaron a
los chicos cuáles eran sus quejas y cada uno iba explicando como los
calentaban. El maestro acabo el curso pues no quedaba mucho, pero ya no comenzó
el curso siguiente, fue destinado a Azaila, pero al día siguiente todos los que hablaron , pasaron por barqueras, es decir que otra vez hubo palos.
Era tal la manía que le
habían cogido los chicos que cuando pasaba una moto por la carretera (pues él
tenía una moto) alguno decía “El Bociguín” y empezaban a tirarle piedras,
aunque no fuera él.
Este hombre era de Albalate y allí acabo sus días , me cuentan dos de estos chicos que estuvieron con el que un día se lo encontraron en unas fiestas de Albalate y que lo querían tirar al río
ya me acuerdo ya de los dos mimbrazos...y de los dos cortes en mis manos, yo que bajaba a mi casa pensando que mi padre subiría a la escuela a arrearle un par de puñetazos al maestro... si si, los cascañetazos me los llevo yo, y todo el camino de vuelta a la escuela midiéndome el culo mi padre a listonazos, y lo peor cuando le dijo al maestro "mira a ver si me enderezas a este pillastre que para eso te traigo la regla de haya que es dura y no se rompe..." menos mal que la estufa dio buena cuenta de la regla, un dia sin saber como.... fue al fuego eterno ja ja ja, ahora los padres también actúan asi verdad??, pues yo pienso que aquello fue al menos para mi, ejemplar!, recuerdo esta historia con verdadero cariño y agradecimiento a mi padre, me enseño a ser un poco mas pillo y solucionarme por mi mismo los problemas... dos o tres años me costo contarle a mi padre que la regla de haya fue un buen tizón. El Molinero
ResponderEliminarEl dia de la huelga,el alcalde estaba nada más entrar en el camino de la torre,en un bancal a la derecha recavando habar.
ResponderEliminarEste maestro llevaba en la mano una regla triangular para enseñarnos la tabla de multiplicar,si no sabias el resultado,te daba tantas palmetadas como fuese el mismo. Imaginaos al llegar a la tabla del nueve....
En cuanto a la canción del Plon Plon Plon, le podrian preguntar a Leoncio Q.E.D. y Andres (el Rizao),ellos podrian decir mucho. Paco el Sastre