miércoles, 6 de febrero de 2019

Cosas en extinción

Sacaré un  nuevo capitulo de cosas en extinción , son algunos anuncios que en su día fueron importantes para nuestras vidas , pero que poco a poco han ido desapareciendo, aunque alguno de ellos todavía persista, iré comentado alguno de ellos y de los recuerdos que yo tengo.

Que levante la mano quien no ha chupado del bote de leche condesada que había en las fresqueras de nuestras casas, bote que se habrían dos pequeños agujeros, y que no esperábamos a que cayera no, si no que succionábamos y cayera mas y mas deprisa para escapar de allí , no nos fuera acoger nuestra madre, porque encima repetíamos varias veces, el problema venia cuando decían este bote se va demasiado deprisa, si había mas hermanos nos echábamos las culpas de uno a otro , pero si no ya sabían quien había aflojado el bote.
También podía haber un cierto peligro de cortarte en la lengua, pues la hojalata llevaba su corte, que se solía abrir con la punta de un cuchillo.
Todo hay que decir siempre no había un bote de estos en casa si no que de vez en cuando caía alguno


No se si todavía existen los chicles bazokas, pero los chicos disfrutábamos de lo lindo cuando estos preciados chicles con círculos en su contorno y con sabor a fresa caía en nuestras bocas, había verdaderos especialistas en hacer pompas, nosotros decíamos "bambollas", pero la mayoría se nos reventaban , con la practica iban saliendo un poco mejor.



Recuerdo al señor Emilio que venía a poner las inyecciones cuando estabas malo, el problema que había en casa era bueno, si te lo decían que iba a venir los lloros empezaban antes , si era despues  los lloros y los nervios también eran grandes, no era como ahora que en un momento sacan la jeringuilla de plástico y en un minuto ya esta puesta, no entonces era todo un ritual, sacaba la lata de metal como la que se ve debajo, metía la jeringuilla y la aguja, porque era la misma para todos, y había que poner alcohol y perderle fuego hasta que se apagara para desinfectarla, y todo esto ante la atenta mirada del niño( o sea yo) que no perdía ojo a la lata ardiendo y en el pinchazo que le iban a poner en el culo, decía para mi, como no estará toda la tarde ardiendo la lata.
Solo faltaba cuando el señor Emilio te la iba a poner te decía ¡Estate quieto!.
Una vez me tuvieron que poner bastantes inyecciones por no recuerdo que enfermedad y el señor Emilio para que me tranquilizara me traía el "torroco" de azúcar que él no se tomaba en el café y así me iba tranquilizando, creo que hasta me acostumbre y todo, debía de ser por el "torroco"


Toño

3 comentarios:

  1. Madre mía,que recuerdos nos han venido a la cabeza.
    Ya me has sacado unas risas,cuando he leído los chicles Bazoka ,estira y explota ,eso es lo k se decía.
    Y cuando la bambolla la hacías demasiado grande,que te explota en la cara y algún mechón de pelo,que en más de una ocasión había que cortarlo con la tijera.
    En fin ,bonitos recuerdos ,aunque el de la jeringuilla no tanto,que raro era el que no echaba algún lloro.

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  2. Bonitos recuerdos para las que tenemos una cierta edad.

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  3. Suscribo 100 por 100 todos los recuerdos y sensaciones que nos comentas: la lata de leche condensada, los chicles bazoka y las temidas inyecciones del señor Emilio, con la clásica olor a alcohol quemado cuando empezaba el rito de esterilización de la jeringa y la aguja (las mimas para todos hasta que ésta se despuntaba y había que reponer). Tiempos aquellos... RAMON

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