domingo, 26 de julio de 2020

Aquellas anécdotas de nuestro pueblo

Cuando empece en este blog, ya hace 8 años, conté las anécdotas del pueblo que pasaron hace muchos años y que iban pasando de boca en boca, no eran pocas las reuniones que no se repetían alguna de ella. Creo que fue la creación de este blog, porque las tenia escritas y era la forma de contarlas a mas gente. Aprovechando que cuando yo las conté aquí solamente había una media de entrada en el blog de 400 personas  al día que lo visitaban, y ahora en estos últimos seis meses  hay una media de 1.700 entradas al día, pues iré contando alguna de ellas de vez en cuando porque mucha gente no las habrá leído.
Perdonar si es que me repito  en alguna cosa, pero sacar algo cada día de un pueblo tan pequeño como Urrea , cuesta a veces bastante, son ya 8 años contando una cosa u otra todos los días.
Y esta fue mi introducción con la primera anécdota, aunque esta no es una anécdota si no una enfermedad que diezmo las gentes de Urrea.
Toño





Yo pensaba que cuando escribí allá por el 2005, lo que yo llamo mi libro, no volvería a escribir más. Ese libro, más que un libro, es un diario. Se llama “Diario de un andarín” y trata de todas las andadas que  he ido haciendo a lo largo de mi vida. Voy contando cómo mis  paseos por este monte de Urrea me iban llevado poco a poco a ir saliendo por otras tierras más lejanas  y haciendo cada vez más y más kilómetros, hasta finalizar con el camino de Santiago y, por supuesto, la primera marcha senderista que yo sólo tuve que organizar y que llevaba dándole vueltas  a la cabeza el organizar un evento de esta clase para  mi pueblo, el que yo tanto quiero.
Este diario esta ilustrado con muchas fotografías, con la ayuda inestimable de mi hermano Manolo, él fue quien coloco las fotografías y lo mandó imprimir
El diario lo leyeron mi familia y unas 12 personas mas y quedó como recuerdo para todos ellos en un cajón guardado, menos para mi que de vez en cuando lo saco y lo vuelvo a leer. Cada vez que lo leo me emociono. Desde estas líneas animo a todos aquellos que tengan la inquietud de poder escribir algo que ellos sientan, que lo hagan aunque sea solo para ellos. Volver a leer una cosa que tú has escrito te da una sensación de algo que has hecho bien en tu vida, de emocionarte, de que si alguna vez en tiempos más lejanos cayesen esos papeles en las manos de alguien sabrían que tú habías pasado por esta vida y que viviste anécdotas, alegrías, penas y que contabas cosas de tu pueblo, Urrea.
Con todo esto que he contado me propongo volver a escribir otra vez,  no sé si acabará como el otro en un cajón, pero a mí me da igual; siempre lo podré leer yo .
Animado al leer el libro de Jesús Tena, “La huella de mi vida”, y haber visto un programa de televisión en el cual reunían a todas las personas mayores del pueblo y contaban las anécdotas, penas y alegrías del pueblo para que no se perdieran con el tiempo, quiero seguir en esta línea preguntando a los más mayores las cosas que ocurrieron en su tiempo y que oyeron contar. Dejaré de contar varias anécdotas que Jesús contó ya en su libro, pero creo que hay muchas más que merecen la pena ser contadas y que se cuentan entre grupos más o menos de mayores y no escuchan los más jóvenes y que si no se dejan por escrito poco a poco se irán perdiendo y son parte de nuestras raíces, cosas que pasaron en Urrea hace mucho tiempo, o hace menos tiempo, pero que pasaron.
No voy a contar cosas de mi vida, aunque sí que estoy implicado en alguna de ellas y las narraré así como me vaya acordando.
Ya sé que algunas palabras no están bien escritas, pero son como se dicen aquí en el pueblo y así las diré. 
Intentaré contar anécdotas divertidas y serias. Al ser así, como una cosa divertida y desenfadada, pondré los motes como se les llamaba en el pueblo. La gente que pueda leerlos lo entenderá mucho mejor. Espero que nadie se enfade, creo que somos mayores para enfadarnos por una tontería como ésta.
Lo dividiré en tres capítulos la primera parte será de la juventud de mi padre el Manolo “el Carpintero” y lo que a él le contaron de tiempos antiguos, siempre preguntando a los más ancianos que hay en el pueblo.
El segundo será  desde la de mi padre hasta la juventud de mi hermano Manolo.
El tercero ya sería mi juventud.
Ya sé que desde mi juventud hacia arriba, conoceréis muchas de las cosas que cuento pero siempre hay alguna que no conoceréis. Más que nada es para que las vaya oyendo la gente mas joven y las vayan contando a sus hijos.
Intentaré contarlas más o menos como me las han contado, aunque sé que tendré algún fallo y la gente me dirá que esto no era así o que no era el Perico sino que era el Tartiera; cosas así pueden pasar pero el contenido va ser el real.
Y nada más. Esperar que si alguna vez cae en manos de alguno estas líneas y, las puede leer, espero que disfrute un rato con ellas y tal vez pueda despertar alguna cosa que llevaba ya dormida en su cabeza.

NOTA: Todo esto estaba escrito antes de empezar este blog



                                              EL CÓLERA

Dos grandes epidemias diezmaron la población de Urrea una de ellas fue el cólera y la  otra fue la gripe .
Del cólera empezaré hablando que en España entró por Vigo en enero de 1833 y a la vez otro brote por Barcelona. Parece ser que lo trajeron los soldados de la Guerra de Sucesión portuguesa. Después de algún brote parece ser que se frenó hasta finales de primavera y principios de verano donde arrancó con mayor fuerza llegando a Madrid y a Andalucía. En esta última es donde más gente murió. Mataron a frailes acusados de que envenenaban el agua y se comenzó a sospechar de todo el mundo: aguadores, farmacéuticos, médicos... y hubo muchas denuncias sospechando de las gentes. Acabaron muriendo en España 236.000 personas y se propagaba por la gente que viajaba. Al final el año 1834 llego a Urrea.
No hay datos en el ayuntamiento de cuánta gente murió con el cólera porque los datos se empiezan a registrar en el año 1870 y el cólera fue en el año 1834. Por oídas de lo que contaron unos mayores a otros. Parece ser que murió mucha gente y entró en todos los pueblos de alrededor menos en Vinaceite.
Cuando morían, por miedo a no contagiarse, los metían en una especie de caja de muertos con unas ruedas, que se llamaba ”Escaño” y los llevaban hasta el cementerio y allí los enterraban sin caja ni nada  en la tierra.
Tras pasar unos seis meses parece ser que se pudo cortar el brote y fue recuperando el pueblo la tranquilidad, no sin antes haber dejado un buen número de muertos. 
Cuando yo era joven, cuando aun cantábamos jotas, había una alusiva al cólera que decía así:
                                    

                               El cólera nos ha entrado
                               por la ribera el Martín
                               el cólera nos ha entrado
                               y ha llegado a Zaragoza
                               con esto no puedo yo
                               con esto no puedo yo

                               el cólera nos ha entrado.

3 comentarios:

  1. Avalo tu propuesta, Toño, de volver a contar todas esas anécdotas que hace unos años ya contaste. Yo apenas recuerdo ninguna de esos tiempos porque a lo mejor no era tan asiduo a la lectura diaria del blog. Gracias por traernos esas historias y esas anécdotas del pueblo que son las que constituyen parte de la historia de un pueblo. RAMON

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  2. Encantada de que vuelvas a contar esas anecdotas ya que al principio no era asidua

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  3. Según un escrito que dejó mi tatarabuelo (el sacristán) dice que el cólera fue a finales del siglo XIX y cuenta que en Urrea murieron 90 personas y que "la calle del horno hizo una misa en acción de gracias porque a pesar de pasar por allí todos los fallecidos no murió nadie de esa calle"

    Cesar P.

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