OTRA DE MAQUIS
Como los maquis abundaban
por aquella época, no faltaban anécdotas que contar.
Me cuenta el Manolo “El
Español” que una vez estaba segando con su padre en la Chumilla. Él tendría
unos 10 años (imaginaros a que edad se empezaba ya a trabajar) y ya ayudaba a
su padre en lo poco que pudiera hacer. Estaban
no muy lejos de los tres mases, que era donde tenían que ir a dormir,
cuando subió por allí el “Copeta” que llevaba ganado y era más o menos de la
misma edad que el Manolo. Ya se ve que
habían bajado alguna vez más a la paridera del “Copeta “ y como chicos
que eran se dedicaban a jugar.
Bueno, pues el “Copeta”, que
bajaran a la paridera a la tardada y el tío “Español” que no iban a bajar, que
se irían a los tres mases. Tanto mal le dieron los chicos que al final accedió
a bajar a la paridera. A la tardada bajaron el
Manolo con su padre a la paridera del “Copeta” y cuando estaban abrevando la caballería vieron dos o tres hombres que
se escondían por entre la leña de la teinada. Manolo dijo:
- No ves, ya hemos llegado
tarde, ya están jugando por la teinada.
Entonces les salieron dos
hombres; en la casa no había nadie, pues los “Copetas” andaban aun con el
ganado por el monte; los hombres les dijeron:
- Buenas tardes somos
“Maquis”. Llevamos un compañero enfermo. ¿No tendrían un poco de leche?
A lo que éstos contestaron que no eran los dueños de la paridera pero que si había leche se la darían. En esto vieron a lo lejos a los “Copetas” con el ganado para encerrar y antes de que llegaran les preguntaron que si había “pulgosas”. Éstos no entendían que querían decir, al final era que si había mujeres y le dijeron que no, que una chica que tenía y la mujer estaban en Híjar porque la chica iba a la escuela. Resultó ser que eso de “pulgosas” era alcahuetas y decían que no se fiaban mucho de las “pulgosas”.
A lo que éstos contestaron que no eran los dueños de la paridera pero que si había leche se la darían. En esto vieron a lo lejos a los “Copetas” con el ganado para encerrar y antes de que llegaran les preguntaron que si había “pulgosas”. Éstos no entendían que querían decir, al final era que si había mujeres y le dijeron que no, que una chica que tenía y la mujer estaban en Híjar porque la chica iba a la escuela. Resultó ser que eso de “pulgosas” era alcahuetas y decían que no se fiaban mucho de las “pulgosas”.
Manolo, como chico, se
adelantó y bajo al encuentro de los pastores y les
dijo: - ¡Qué hay maquis, que hay maquis! – a lo que ellos le contestaron:
- ¡Qué va a haber maquis,
cascabas!
- ¡Que sí, que sí!
Llegaron hasta la paridera y vieron que era cierto lo que decía el chico, le preguntaron si tenía leche para el enfermo y les dijo el tío “Copeta” que no había mucha pero que algo habría. Le sacaron leche a una cabra y se la dieron para el maqui que estaba malo.
Llegaron hasta la paridera y vieron que era cierto lo que decía el chico, le preguntaron si tenía leche para el enfermo y les dijo el tío “Copeta” que no había mucha pero que algo habría. Le sacaron leche a una cabra y se la dieron para el maqui que estaba malo.
Les dijeron que si se querían quedar a cenar
y ellos aceptaron, no sin antes preguntar si había varias salidas para poder
escapar por si venía la guardia civil o los del Somaten. Entonces empezaron a
contar sus cosas amigablemente. Decían que venían engañados de Francia, que les habían dicho que aquí en
España ya no los perseguían y cuando llegaron aquí vieron que seguían matándolos
por los montes, hablaban de que había muy mala cosecha ese año por el norte,
quisieron hacer cantar al chico del “Copeta” unas jotas pero tuvo vergüenza y
no canto, contaron que habían pasado varias veces por la calle Mayor de Urrea y
que hasta alguna vez se habían cortado el pelo en casa del señor Emilio, iban
de uno en uno y pensaban que eran forasteros.
Manolo me cuenta que según entendió el,venían de la zona de Ariño y de Alloza. A las 12 de la noche decidieron marchar y preguntaron por donde se iba a un mas que había en el centro de la Chumilla, les explicaron que siguiendo aquel camino llegarían allí, era el mas donde en un principio se iban a quedar Manolo y su padre si llegan a ir allí se hubiesen encontrado con 30 Maquis que los estaban esperando a estos allí.
El tío “Copeta” les dio una
botella de leche una botella de aceite y un pan. Ya se disponían a marcharse,
pero antes se volvieron y les amenazaron que como contaran que habían estado
ellos allí vendrían a por ellos. Cuando empezaron a andar salieron de los
alrededores de la paridera 8 ó 10 maquis más que estaban vigilando. Llevaban
unos petates verdes que, por lo que pesaban, debía ser munición y como una
especie de metralleta, pero mas corta y los caños iban envueltos en una chapa
con agujeros. Poco apoco desaparecieron en la noche.
Así de dura era la vida entonces.
Así de dura era la vida entonces.
Al año siguiente volvían a
estar Manolo con su padre en la Chumilla, en el mas del “Malas Ideas”. Esta vez
trillando porque el año había sido bueno y por no traer toda la mies a Urrea lo hacían allí y excusaban trabajo,
cuando no hacía aire para aventar dormían en la misma era por si acaso y si
levantaba un poco de aire se ponían a aventar. Esa madrugada, Manolo se tenía
que venir a regar a las Planas y cuando se iba a hacer de día le dijo el tio
“Español”:
- Ya te puedes marchar que ya
viene el día.
Imaginaos ahora mandar un chico de 11 o 12
años de la Chumilla hasta las Planas y
encima de noche. Marchó Manolo y al pasar por un bancal vio pasar a la luz de
la luna 4 o 5 hombres, él pensó que eran Maquis y se agacho en un ribazo y
pasaron hacia el Taconero de largo. Continuó con su caminata y al bajar
por la cuesta del Abellar vio fuego cerca de la senda. Le echaron el alto, eran
maquis otra vez. Le preguntaron de donde venía y a donde iba, él se lo explicó
todo, también le preguntaron donde estaba Urrea y volvieron como la otra vez
amenazarlo:
- Como digas algo que nos has visto vamos a por ti, no se lo digas ni a tu padre ni a tu madre, ya te puedes marchar.
- Como digas algo que nos has visto vamos a por ti, no se lo digas ni a tu padre ni a tu madre, ya te puedes marchar.
Cuando llevaba unos metros
hecho a correr y no paro hasta las Planas, cuenta que aun llego casi de noche.
Le preguntaba yo que si no había pasado miedo, y me dijo:
Le preguntaba yo que si no había pasado miedo, y me dijo:
- Mi padre me decía, el miedo
está en un montón cógete el que quieras y me daba cuenta de que era verdad,
pero bastante miedo si que pasaría, por que si no, no hubiese corrido.
También le pregunté que si
se lo había dicho a su padre o a su madre, y me dijo que se lo había dicho pero
cuando ya había pasado cuatro o cinco años, no lo quería contar porque no
vinieran a matar a su padre, y a su madre y a él. Toño
Dificil de creer.... O de entender, casualidad es dos veces al mismo...
ResponderEliminarYo no estuve allí , yo cuento lo que una persona mayor que yo me ha contado, y cuando ves como lo cuentan , el brillo que tienen sus ojos al recordarlo , yo pienso que es verdad, y si lo dices porque un chico de diez o doce años trabajara, o lo mandaran ir de noche por los montes, creetelo porque en aquellos tiempos era así.
ResponderEliminarY pienso que habrá muchos mas casos que a mi no me los han contado, pero los habrá
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