viernes, 21 de julio de 2023

La mujer de José Iranzo, "El Pastor de Andorra", cumple 108 años

Los 108 de Pascuala Balaguer, compañera de vida de José Luis Iranzo, el ‘Pastor de Andorra’

La andorrana cumple un año más de vida rodeada de seres queridos y sin dejar atrás el recuerdo de su marido, José Iranzo, el Pastor de Andorra, con quien estuvo casada durante 77 años


Poca gente logra cumplir los 108 años de edad. Pero si alguien debía hacerlo esa tenía que ser Pascuala Balaguer, conocida por ser la compañera de vida de una de las figuras más importantes del mundo de la jota: José Luis Iranzo, el ‘Pastor de Andorra’. Hoy , Pascuala, es una de las mujeres más queridas en su pueblo y allende sus fronteras, así como una de las aragonesas más longevas de la comunidad.

Pascuala y José Luis estuvieron juntos hasta que el famoso jotero murió en 2016, a los 101 años. Se casaron el 15 de septiembre del año 39 y estuvieron juntos la friolera de 77 años, un periodo de tiempo que acompaña a Pascuala hasta a día de hoy. Durante todo este periodo de tiempo «siempre se quisieron», «nunca discutieron», y, sobre todo, «siempre respetaron la libertad del otro», algo que resultó ser la clave de su amor.

Así lo cuenta quien hoy en día es voz de Pascuala: su hija, que también comparte el nombre de Pascuala. «Mi padre viajaba mucho por el tema de la jota y si mi madre se hubiera opuesto a ello, él no hubiera podido ser el cantador que fue. Siempre se respetaron muchísimo», reflexiona. «Aunque lo cierto es que pese a que le encantaba viajar hasta lugares como Nueva York, donde mi padre realmente quería terminar el día era con mi madre y en el campo», añade emocionada.


Pascuala Iranzo cuida ahora de su madre igual que esta lo hizo cuando ella era pequeña durante lo que fue «una infancia feliz». En ese entonces no se veían mucho: su madre trabajaba en el campo junto a su padre siempre que este no estaba de viaje, mientras que tanto ella como su hermano vivían en el pueblo para poder ir a la escuela. Por ello mismo, los momentos que la hija del Pastor de Andorra atesora en su mente con mayor nostalgia y cariño son los ansiados reencuentros familiares que siempre vivió. «Mi madre venía al pueblo cuando podía y yo iba al campo a pasar los fines de semana. También era una ocasión especial cuando mi padre regresaba de alguno de sus viajes. Siempre nos traía regalos muy especiales, como una cámara Kodak o un transistor, algo que todavía ni siquiera podía encontrarse aquí en Andorra», sonríe.

José Iranzo y Pascuala Balaguer llegaron a celebrar casi 80 años de matrimonio./ Beatriz Severino.

El pasado 30 de junio todos estos recuerdos volvieron a su mente mientras compartía con su madre su 108 cumpleaños. La celebración fue una velada íntima, con familiares y algunos pocos amigos, dado que a pesar del buen estado de salud de Pascuala su avanzada edad es más que notable. Eso sí, todo ello no impidió que ambas recibieran mensajes y detalles para celebrar la gran fecha, como la rosa y felicitación que el propio alcalde de Andorra hizo llegar a Pascuala, o la visita de José Luis Urbén, también cantante de jotas. Este último lleva más de 10 años viajando desde Villanueva de Gállego, su pueblo, hasta Andorra cada año por el cumpleaños de quien considera «una mujer digna de admirar». La tarta que aparece en la fotografía que acompaña a estos párrafos es un regalo que «es ya tradición». «El primer año llevé una tarta de la panadería Lola y desde entonces siempre he comprado la misma. Su dueña, Lola, está ya jubilada, pero año tras año prepara esta tarta en concreto porque tiene el mismo cariño que yo tengo a esta familia», afirma Urbén.

Muestras de afecto así siempre han sido habituales en esta familia que tanto cariño ha logrado ganarse en su pueblo y el resto del territorio. Así lo notaron, por ejemplo, en uno de los momentos más duros de sus vidas, cuando Igor el Ruso asesinó al nieto de Pascuala junto a otros dos guardias civiles en 2017.

Aunque también en otras tantas ocasiones especiales. Pascuala y José Luis, por ejemplo, han recibido varios homenajes e incluso tienen sus propios gigantes en Andorra, detalles que siguen conmoviendo a su hija a día de hoy. «Siempre es de agradecer todo el afecto que la gente ha mostrado a mis padres a lo largo de los años. Ver que todo ese cariño y respeto llega hasta a día de hoy te llena», concluye Pascuala.

PERIODICO:  La Comarca

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