Se toman al fin medidas tras un mes sin agua potable en 9 pueblos del Bajo Martín
Comenzaron este lunes las reparaciones en la depuradora del pantano Cueva Foradada y el envío de DGA de 5.000 garrafas, insuficientes para los vecinos, que piden información. Híjar ha cerrado el matadero y hay residencias, bares y colegios en vilo
Una intervención en los filtros de la planta depuradora y repartir agua en garrafas son las medidas inmediatas que ha adoptado al fin el Gobierno de Aragón para comenzar a revertir la situación que mantiene a nueve pueblos sin agua potable desde hace más de un mes. Ambas acciones se comenzaron a aplicar este lunes junto a la Comarca del Bajo Martín, transcurridos 34 días desde que se declaró el agua no apta para el consumo humano a causa de la turbidez ocasionada por las tormentas. Esta situación afecta a Oliete, Albalate del Arzobispo, Urrea de Gaén, Híjar, La Puebla de Híjar, Jatiel, Samper de Calanda y Castelnou. Sólo Ariño recuperó la normalidad la semana pasada porque también capta agua de un pozo aparte. También afecta a cientos de empleados que a diario acuden a trabajar a las industrias del polígono Venta del Barro desde diferentes localidades. Más de 6.500 personas continúan sin agua potable desde el 5 de septiembre y tampoco hay fecha para que esta situación se revierta. Lejos de mejorar, las analíticas fueron empeorando y a la turbidez se añadió la presencia de metales pesados.
Ante este contexto, desde el Instituto Aragonés del Agua (IAA) se desplazaron a una reunión en la sede comarcal en Híjar el jueves donde se anunciaron unas reparaciones que el viernes, en una visita a la depuradora, se descartaron. Visitaron la zona el director del IAA, Luis Estaún; y la directora del servicio provincial de Sanidad de Teruel, Asunción Navarrete, que recorrieron las instalaciones junto con la jefa de abastecimiento de la planta de la empresa FACSA, Marta Saz; profesionales de los distintos servicios implicados, y alcaldes de las localidades afectadas y de la Comarca del Bajo Martín como administración que tiene la competencia del abastecimiento de agua. Finalmente se optó por cambiar el lecho filtrante de arena y sustituir la bomba mamut de los filtros con el objetivo de eliminar la turbidez. Estas reparaciones comenzaron este lunes y mientras duren y se compruebe si son efectivas, la Dirección General de Interior y Emergencias del Gobierno de Aragón envió el primer tráiler con agua potable.
A Samper de Calanda llegaron también este lunes 5.000 garrafas de 5 litros que se descargaron en la nave del recinto ferial tras una larga mañana de espera, incertidumbre por parte de los alcaldes sobre cómo repartirlas y muchas dudas sobre la efectividad de la medida. Si se distribuyesen entre todos los vecinos, correspondería a cuatro litros por persona. Son los ayuntamientos afectados los que se están encargando de ir a recogerlas y repartirlas en sus pueblos. La llegada del camión tuvo a los implicados en vilo porque su llegada se fijó para «última hora de la mañana», por lo que cada ayuntamiento se mantuvo a la espera con las brigadas preparadas. A las 15.00 se dio el aviso a las alcaldías, que mientras tanto seguían haciendo cálculos porque en muchos casos, y según el reparto establecido, no alcanzaba a garrafa por persona. Se prevé, no obstante, que este miércoles llegue otro cargamento. A primera hora de la tarde la brigada municipal de Samper comenzó a repartir puerta a puerta y con un listado de vecinos en mano. «Cada pueblo decidirá cómo lo hace, si va casa por casa, pregona o lo que considere», detalla Fidel Falo, segundo teniente de alcalde y concejal de Sanidad de Samper.
Medidas a largo plazo
La situación que provocó el fuerte temporal que arrastró lodos y barros se agravó con la sequía. Además de que el caudal no subió, las lluvias intermitentes del último mes todavía han removido más lodos. Se suma que la captación de agua flotante está pendiente de reparación desde hace más de un año. «La semana pasada ya aprobamos la modificación de crédito para arreglarla de urgencia y en breve saldrá a licitación», añade el vicepresidente de la Comarca del Bajo Martín, Adolfo Tesán. «Se sigue adelante aunque se hagan reparaciones ahora en la depuradora», aclaró. Se estima un desembolso de unos 300.000 euros para reponer la boya que asegura que el agua se capta cerca de la superficie y no a mitad de pantano y más cerca del fondo, como está sucediendo desde la avería.
No será la única inversión porque en cuanto se restablezca el servicio será necesario limpiar todos los conductos y cada depósito municipal de barros y lodos. Lo sucedido, y el hecho de que Ariño haya salido del paso antes al disponer de otro pozo, invita a pensar a largo plazo y buscar alternativas que eviten la dependencia total del pantano de Oliete. «Quizá habría que pensar en buscar otras captaciones y combinar ambos sistemas. Los periodos de sequía cada vez son más extensos y las lluvias más torrenciales», reflexiona Falo, que es veterinario de profesión. «Desde luego, lo primero es acometer las reparaciones en la depuradora y arreglar la captación superficial y recuperar la normalidad cuanto antes porque llevamos mucho tiempo así y la gente está preocupada».
Híjar cierra el matadero
A través de bandos móviles o pregones por los altavoces, los pueblos han ido informando de la situación durante estas semanas. Más bien, recordando que el agua seguía sin ser apta para el consumo humano. El viernes, tras la reunión de la tarde anterior el tema se apoderó de todas las conversaciones desde bien temprano a pie de calle. El encuentro saltó a los medios de comunicación a través de una nota de prensa posterior enviada desde DGA ya que se celebró a puerta cerrada -igual que la visita a la depuradora-. La Comarca del Bajo Martín emitió un comunicado y el viernes otro anunciando las medidas a tomar el lunes. En Híjar se cerró el matadero ante la prohibición de que el agua entrara en contacto con alimentos. Al menos durante un mes, los carniceros del pueblo y también algunos de pueblos vecinos deberán acudir a otra localidad.
Desde los primeros días, los consistorios han tratado de paliar en la medida de lo posible las dificultades vecinales mientras desde la Comarca se resuelve el problema. Híjar llevó agua al colegio en los primeros días y en Castelnou se hizo lo propio con vecinos con dificultades para desplazarse o acarrear botellas de agua. En Castelnou disponen de multiservicio que, de momento, no se ha visto desbordado de gente comprando agua. «No ha habido nervios, pero no sé si la gente es muy consciente», dijo el gestor, Umberto Orlando, mientras instalaba una cafetera de cápsulas como opción por no poder usar la fija, que se abastece de agua de la red. A escasos kilómetros, en Jatiel también se seguían las normas. «A mí me acaban de instalar la cafetera industrial, pero seguiré con la de cápsulas mientras estemos así», apuntó Joaquín Ruiz, que regenta el bar y albergue recién reabierto. «Me ciño a las medidas que me indican los responsables de sanidad de la zona y los inquilinos están advertidos y no hay problema mayor», aseguró.
Residencias y centros de día
La población envejecida representa a un alto porcentaje del censo global de la comarca. En La Puebla de Híjar se atiende a 17 personas en el Centro de Día Comarcal Val de Zafán procedentes de diferentes poblaciones vecinas. Allí ya acostumbran a beber agua embotellada pero no a cocinar ni lavar alimentos con ella. La situación ha hecho incrementar los pedidos de garrafas al distribuidor de Urrea para cocinar y lavar alimentos. «Hemos estado al tanto, el primer aviso nos llegó de la inspectora y ahora por la mañana -por el viernes- acaba de llamarme el inspector de la zona para insistir de que siguiéramos con las medidas», dijo la directora, Marisa Bellido. A los 17 usuarios se suman las 10 personas que trabajan a lo largo del día en turnos. De la cocina salen las comidas del propio centro y 34 más para reparto a domicilio. «Trabajamos con grupos de riesgo y hay que tener mucho cuidado», añadió. «Vamos sumando pedidos, ya veremos cuando acabe esto lo que supone», concluyó.
Las localidades con mayor población son Albalate del Arzobispo, que todavía se recupera de los daños de las tormentas, e Híjar. En ambas hay residencia de personas mayores. De hecho, en Albalate se ha ampliado y en Híjar se está terminando otra. La situación en Híjar «es dura» porque además de la no potabilidad del agua se añade una avería en la red general que ha acarreado cortes. En la residencia San Valero entre 26 empleadas cuidan de 54 personas mayores «que no pueden dejar de ir al baño y de estar aseados». La no potabilidad la salvan comprando agua y el día que no hay agua, guardan las garrafas vacías y las rellenan en las fuentes. «La secretaria y yo con nuestro coche, vamos, las llenamos, y las traemos. Nos aseguramos de tener 30 garrafas siempre llenas para verter en los wáteres tras usarlos y lavarte las manos», explicó la directora, Ana Gómez. Respecto a la potabilidad, aseguró: «Yo quiero confiar en que hay alguien por encima que está intentando resolver este problema, no me puedo creer que no sepan cuál es la gravedad de este asunto», lamentó. «Son días de desinformación porque llegan todo tipo de comentarios y yo me tengo que ceñir a las comunicaciones oficiales ya sea el ayuntamiento, la comarca, la DGA o quien sea, pero alguien que ponga un sello oficial y, desde luego, que ofrezca una alternativa porque tengo a 54 abuelos y a 26 empleados», denunció.
En la residencia, como en sucede en el resto, aplican su propio protocolo y normativa durante todo el año. Cada lunes de cada semana deben medir la turbidez del agua con un aparato. «En este caso no tenemos directrices y estamos aplicando el sentido común, porque estamos tratando a personas frágiles pero aplico mi criterio y lo que me dijo el veterinario de no lavar alimentos con el agua del grifo», apuntó. Confió en que la reunión del jueves no fuera la primera. «Espero de verdad que no lo fuera después de un mes sin agua potable, pero el primer comunicado que emitieron sí es», añadió. Demandó información para poder actuar en consecuencia y tomar decisiones acordes. Han incrementado el pedido de agua a base de palets de garrafas. Se aseguran un stock de unas veinte garrafas para emplear en momentos muy puntuales con cortes de agua y a veces ni se usan. «En verano hubo cortes con las averías y tuve que ir comprando en la tienda de enfrente. Ya empecé a pedir al por mayor al distribuidor de Urrea porque iba para largo, y con la no potabilidad estoy comprando a lo grande con 300 ó 400 euros cada pedido», enumeró. Las garrafas suponen más dinero y también más trabajo y tiempo de quienes están en cocinas. Además, las averías se traducen en cortes de agua y estos, en la obstrucción de los filtros de las lavadoras industriales con llamadas al técnico. En cada habitación hay baño y a todos se les insiste en que no se puede beber. Cuando hay un corte, la directora coge las garrafas de los baños, mete las 20 de pie que caben en el maletero y las llena en las fuentes y si en Híjar no hay, marcha a Urrea y regresa para volverlas a dejar en los baños de las habitaciones. «Entiendo que haya una avería y lo que conlleva porque veo que trabajan abriendo la calle por arreglarla, pero con la potabilidad lo peor es la falta de información, si no sé lo que están haciendo, dudo. Si no se da información por no alarmar, creo que es justo lo contrario y todos somos adultos y profesionales», concluyó.
PERIODICO : La Comarca
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