jueves, 3 de noviembre de 2016

Los duelos de antaño

Para la tertulia del de la noche de Halloween, me mandaron que escribiera algo sobre los duelos de antaño, se que alguna cosa esta aún bastante reciente , otras no tanto, pero se trataba de pasar un rato contando alguna cosa con los vecinos que acudieron, yo no hice mas que reproducir lo que mi memoria guardaba.
Como es un poco largo, lo saco en dos capítulos.           Toño



No se cuanto tiempo ha pasado desde que funciona el tanatorio, podrían ser de ocho a diez años, pero parece que los duelos hayan sido siempre allí, tenemos la memoria muy corta y siempre nos acostumbramos enseguida a lo cómodo , pero esto no ha sido siempre así.

Cuando se moría una persona  la vestían los familiares con el mejor traje que tenia, y lo primero que avisaban era al carpintero, aun recuerdo ir con mi padre de pequeño a tomar medida algún muerto, allí delante de todos los familiares sacaba el metro y lo media de la cabeza hasta los pies, para ver que caja tenia que poner, también recuerdo que en casa de mi abuelo había un cuarto que estaba lleno de cajas de muertos y que había para elegir entre dos o tres, yo fanfarroneaba  enseñándoles las cajas a los chicos y diciéndoles que alguna vez me metía dentro de ellas , aunque nada mas lejos de la realidad les tenia mucho miedo.




Una vez estaba limpia y pulida la caja se llevaba a la casa del difunto y se metía dentro, siempre con la tapa destapada para que pudieran verlo todo el que se acercara .

El desfile de gente empezaba a pasar por la casa del difunto y se estaba un rato velando al muerto y algunos casos se rezaban rosarios  que para los chicos que andábamos por allí eran interminables.

Era muy corriente y natural enseñar a los chicos los difuntos , te decían : sube a ver le abuelo o la abuela, subías lo veías y marchabas , seguro que los chicos  de ahora no ven a ningún difunto aunque esto sea una cosa mas de nuestra vidas.

A lo largo del día se iba preparando la casa para recibir a la gente, como no había bastantes sillas en la casa se buscaban las de otras vecinas y veías a la gente transportando sillas por la calle una traía cuatro otra seis formado en las habitaciones una exposición de sillas todas ellas diferentes donde se iba sentando la gente





El máximo numero de gente que acudía era por la noche después de cenar, había que velar al muerto, si era invierno y hacia frío la gente como podía se recogía en la casa, pero si era verano y hacia calor se sacaban las sillas a la calle y se estaba velando desde allí al muerto.

Este velatorio empezaba bastante suave con las persona hablado bastante moderadamente, pero así como iba pasando el tiempo el nivel de voz subía hasta formarse una gran algarabía, siempre contando historias, anécdotas  y algún chiste, esto siempre fuera del cuarto que estaba el difunto , allí si había silencio y seriedad.
Cuando ya habían pasado un par de horas  del velatorio los familiares preparaban pastas y chocolate de tableta, para agasajar a los que habían venido a velar al difunto, a raíz de esto me viene a la cabeza un chiste del señor Tomas que decía que estaban en un velatorio y una mujer suspirando dijo :  Ayyy no somos nada, lo que la mujeres de al lado contestaron, nosotras tampoco pero como han dicho que daban pastas.



                                                 

Toño

3 comentarios:

  1. Tienes toda la razón ,en lo que dices en el texto.
    Yo aún recuerdo el de mi abuelo que lo teníamos en casa ,y así fué.
    No te acostabas en toda la noche,aunque dietas alguna cabezada así como estabas con el difunto.
    Mucho mejor ahora con los tanatorios,aunque a veces parece que estas más bien en el bar,que de duelo.

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  2. Me identifico con todo lo que cuentas en tu relato. Como entonces no existían la funeraria ni el Carrillo, el trabajo en torno al difunto os lo llevábais los carpinteros del pueblo con lo de la caja y el acomodo del difunto en la misma. A mí también me tocó ir muchas veces siendo monaguillo acompañando al cura para rezar un responso por el difunto estando éste a veces aún vestido encima de la cama, antes de ponerlo en el ataúd. Y esto lo recuerdo con cariño pues no dudo que ha sido un estímulo para mi crecimiento personal, a nivel humano y a nivel de fe. Espero la siguiente entrega. RAMON

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  3. Es cierto Toño, yo recuerdo el de mi abuela Carmen (la madre de mi madre) y como falleció en verano la calle de noche estaba llena de sillas y gente y el ataud con mi abuela dentro abierta la tapa y en el patio, que me daba una cosa cuando tenia que entrar a casa y tener que pasar al lado del ataud...
    Y también recuerdo a mi padre llamarlo mas de uno para vestir al difunto. Ahora con el tanatorio mucho mejor pero entonces es lo que habia.

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