jueves, 29 de junio de 2023

Recuerdos de mi infancia

JUEGOS


En los tiempos libres, fuera de la escuela, seguíamos jugando y jugando. Uno de ellos era La Taba con el hueso de articulación de la rodilla de los corderos, que tras limpiarlo bien de carne, cocerla y puesta a remojo con lejía, quedaba bien blanca para poder jugar, con sus cuatro posiciones, culo, tripa, rey y verdugo. Se iba tirando y si tocaba tripa había un castigo que mandaba el que  tenía el rey, ejecutar al que tenía el verdugo, que llevaba una correa que también entraba en el juego, a veces el castigo era bastante severo como algún correazo en la espalda, con jersey claro, y podría ser frío que sería despacio, o caliente que era fuerte, el que recibía se acordaba para cuando fuera el rey, de cómo le había impuesto a él este castigo y ahora se lo devolvía al otro de la misma manera.




Sardina monta encima, creo que es uno de los juegos que más peligro podíamos correr los niños, aunque nunca he llegado a ver una lesión por esto. Se ponía uno en la pared, al que decíamos madre, y después uno metía la cabeza entre las piernas de este y todo el equipo en las piernas de otro, así agachados el otro equipo saltaba sobre ellos. El primero en saltar era el más grande y el que más saltaba, porque si no, no cabían los otros  detrás. Éste caía con todas sus fuerzas sobre la columna del aún todavía tierno niño. Como ya digo peligroso, pero nunca dijeron que alguien se había dañado por esto. Cuando todos estaban arriba el primero decía: muñeca, codo u hombro, señalando en estos lugares. El último que pagaba contestaba y si lo adivinaba a pagar el otro equipo, si no a repetir otra vez. Había veces que la madre estaba compinchada con los que pagaban, y les marcaba con la punta de su pie en la punta, o a mitad o en el tacón de su pie y así lo adivinaban los que pagaban.



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