martes, 28 de noviembre de 2023

Revista Cañares

Anécdota sobre la Torre Pequeña...

Desde la plaza del ayuntamiento (plaza de España) de Urrea de Gaén, cogemos la calle Herrería con dirección a Híjar, a unos trescientos metros más o menos, a la derecha del camino se encuentra la Torre Pequeña, o también llamada la Torre del Bandero. (Bandero: persona que se dedicaba a la venta de mantas y bandas -prenda de vestir que se enrolla alrededor de la cintura-). Por aquel tiempo dicho señor conservaba la torre en muy buen estado, en especial una habitación con una decoración espléndida y muy poco común para esa época.




La pequeña historia que vamos a contar de esta torre es para relatar una breve anécdota de la vida de Antonio Lorén Ferrer (el Manco) y de Carmen Sancho Galindo (la Pedrola), abuelos de nuestra querida profesora Tamara.

Antonio, nació en Híjar en el año 1927 y se casó con Carmen natural de Calanda. El día de su boda, le ocurrió una divertida anécdota a Antonio en Calanda, pueblo donde se casaba. Una vecina de allí al verlo tan arreglado y de aspecto muy joven comento; -este zagalote seguro que está invitado a la boda de la Pedrola, a lo que él respondió; -si va a verla, a mí también me verá.

A Antonio le gustaban los niños y Carmen no se quedaba embarazada y a Antonio ya le pasaba por la cabeza adoptar a un niño, pero la cosa tuvo final feliz, y nació el primer hijo, al que le pusieron de nombre Antonio como su padre.

Cuando Antonio tenía aproximadamente un año sus padres decidieron subirse a vivir a Urrea y se instalaron en la Torre Pequeña durante dos años. Su suegro, el padre de Carmen les regaló una ternerica que criaron con biberón. Aquella ternerica fue la primera vaca del matrimonio porque después tuvieron más vacas, pero esto ya fue en su vaquería de Híjar.

Cerca de la Torre Pequeña, a unos doscientos metros existe otra torre, se le conoce como la Torre Grande o de Bernad, propiedad por aquel entonces de la familia Bernad. Estaba habitada por una familia de Urrea, Pascual Sanz y María Serrano, matrimonio con dos hijos, José y María Jesús (la Torrera).

María Jesús tenía y tiene un año más que Antonio hijo así que pronto se hicieron amigos. María Jesús desde la infancia ya mostraba dotes de desparpajo y disposición (gobernuda) así que además de ser su amiga también era su cuidadora, quedándose a veces a dormir en la Torre Pequeña junto al pequeño Antonio. También fue su protectora, Antonio hijo en sus travesuras se cayó a un brazal de riego con agua, fue ella quien lo sacó todo mojado y con algún trago de agua (después si hubo bronca y castigo no lo sé de eso no han dicho nada).

Este no fue el único azar de Antonio hijo, tuvo otro con una yegua, ésta le mordió en el pecho, afortunadamente solo le rompió la camisa. Y así, entre juegos y azares iba pasando el tiempo (dos años).

Antonio hijo era tan delgado, que para verlo había que mirarlo de frente, de perfil pasaba desapercibido, tanto que cuando hacia aire o cruzaba el río con poca agua su padre le insistía: -hijo échate piedras en los bolsillos no sea cosa que se te lleve el aire o el agua (nada que ver con el Antonio de ahora).

Para Antonio hijo deseo que ya estés recuperado de tu operación de cadera, y que tu padre supere este último achaque.

Cuando he puesto; nada tiene que ver el Antonio de antes con el de ahora, quiero decir que se te ve igual de frente que de perfil, pero es por el bulto que te hace el corazón, lo tienes tan grande tan grande que casi casi es tan grande como el de tus padres.

Aquí podéis ver a la Calandina y al Manquico recién casados y en la otra, a los abuelos con su nieta la pequeña, nuestra maestra Tamarita como su abuelo la llama.




3 comentarios:

  1. Creo que relatado, vuestra maestra Tamarita, es muy acertado y bien resumido por nuestro goleador de fútbol , Antonio.

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  2. Yo llegue de Barcelona a Hijar tenía pocos años y me dijo mi madre, en la calle hay dos críos vete a jugar con ellos, y hay estaban el Rubén y el Antonio, pegándose tiros con escopetas de perdigones, con panizo, recuerdo que me metí en casa y le dije a mi madre, no salgo que en este pueblo están en guerra… mi madre me miró y me dejó por imposible….

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  3. José Antonio Mallor Bes28 de noviembre de 2023, 22:14

    Me parece un relato precioso. Y ahí se puede ver que Hijar y Urrea son dos pueblos hermanos .

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