EL ENTIERRO
Las juergas se sucedían los sábados, sobre todo después de festejar
con las novias, y si el trabajo lo permitía y no había que madrugar
excesivamente al día siguiente.
Se iban reuniendo los mozos
por cuadrillas en los bares o tabernas , se bebían entre todos alguna botella
de ron quemado y se contaban historias que habían pasado mucho antes y también
las de ahora: que si el Perico se cargaba una talega de trigo, que si yo tiro
al palo más que tú... Tampoco faltaban jotas hasta altas horas de la madrugada y,
si seguía la juerga, se acababa en casa de alguno de ellos comiéndosele todo
que tenía su madre por casa y sacando del cubo de vino sus cuantos litros.
En una de estas juergas, y
subiendo ya los ánimos por el alcohol, la cuadrilla del Tartiera, el Presco, el
Fulgencio, etc, iban dando vueltas por el pueblo a altas horas de la madrugada,
y a alguien se le ocurrió escenificar un entierro. Cogieron de una era un
cañizo, se pusieron cuatro debajo y los demás iban cantado canciones fúnebres
detrás, pero el Tartiera dijo alguien tiene que subir encima del cañizo para
que haya un muerto. Enseguida el tío Moro dijo: Ya subo yo, y siguieron dando
la vuelta al pueblo y mientras los de abajo trabajaban el tío Moro iba largo en
el cañizo todo descansado. Bajaban por la carretera (casi todos nos acordamos
de los abundantes artos que había enfrente del bar de Las Moreras), pues cuando
llegaron allí ya todos de acuerdo, lanzaron al “muerto” con cañizo y todo al
medio de los artos. Los gritos del tío Moro se escuchaban en medio de las risas
de todos los amigos. El problema fue salir de la gran maraña de artos que
había. Salió todo lleno de arañazos y se enfadó mucho, pero pronto se le pasó y
siguió la juerga. Al sábado siguiente le tocaría pagar la broma a algún otro.
Me acuerdo que esta historia nos la contaba mi abuelo "El Fulgencio",y lo agusto que se reía,cuando decía q el Tartiera(su fiel amigo),hacia de la madre del muerto...
ResponderEliminar