viernes, 28 de junio de 2024

Recuerdos de mi infancia

LAS PARADAS


El camino hacia la escuela lo hacía desde La Muela por toda la calle Mayor hasta llegar a las escuelas. Por el camino te ibas encontrando con los chicos que llamabas, porque iban delante, para que te esperaran o alguno te estaba esperando a que subieras.





Las calles estaban de tierra y unos gradones de cemento cruzaban las calles para que no se hicieran barrancos cuando había alguna tormenta. Te encontrabas con los cagallones de las caballerías que junto con sus dueños agricultores habían madrugado para ir a trabajar a sus huertas.








Después de pasar el arco de San Roque aparecía el primer árbol. Era una acacia, y ya llegados hasta la escuela también había un par de delgadas acacias que parecían ya que tenían varios años. La entrada de la escuela de las chicas, así como el alrededor de toda la escuela estaba con una acera de cemento, y en la entrada de las chicas había un tubo para desagüe de las aguas de los recreos y, cuando llovía de tormenta, gozábamos los chicos, nada más  pasar la tormenta, en ir a tapar el tubo con barro y remansar el agua  en los recreos. La aguantábamos bastante tiempo y, después de que no corriera el agua por la calle Mayor, soltábamos el pantano, como decíamos nosotros, y el agua volvía a correr por la calle mayor. Decíamos entre nosotros: ¡Ahora dirá la gente mayor, ¿de dónde viene esta agua?, ¿habrá habido otra tronada por ahí arriba? Cuando había caído alguna tormenta muy gorda se hacían canalizos por la calle y los carros, de subir y bajar, dejaban las calles muy estropeadas y de vez en cuando los hombres tenían que arreglarlas.

Toño




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