Acordarme de Saturnino porque era vecino mío y alguna charrada echábamos, aparte de sus numerosas veces que pasaba con la furgoneta por delante de mi puerta. Te echaremos de menos en la calle, que en paz descanse Saturnino. Toño
Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
—¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
—¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
Gustavo Adolfo Becquer
echabamos
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