EL MACHO ALTO
Todos los que hemos conocido
las caballerías hemos visto que unas eran mas altas que otras. A algunas, los
labradores se subían con gran facilidad y sin embargo otras tenían que
arrimarlas a alguna bardera o en el campo a algún ribazo para así poder subir
mejor.
Esta anécdota ocurrió en el
pueblo vecino de Albalate pero, como al que le ocurrió se casó en Urrea y vive
aquí, me voy a permitir contarla.
Se trata del Joaquín el
“Majo”, y esto ocurriría por
los años 1955 o 1956, cuando él tenía 5 ó 6 años. Sus padres marcharon a una
huerta cercana al pueblo a remoldar olivos y él se quedó en Albalate a cargo de
su abuela pero él, a toda costa, quería marchar con sus padres.
Hizo poco o mucho que al
final logró escaparse de su abuela y como sabía donde estaba la huerta, acudió
donde estaban los padres.
Ya se llevó una buena bronca
cuando apareció por allí pero, al final, como ayudar no iba ayudar, lo dejaron
por allí jugando mientras ellos siguieron trabajando.
El “Majo” estaba en sus
juegos cuando apareció en sus manos un serrucho de remoldar. Todo pensativo se
quedo mirando al macho y se dijo: ¿Por
qué no voy a subir encima del macho y jugar un rato con el?. Pero como era
demasiado alto para subir solo se le ocurrió meterse debajo de macho y cortarle
las patas para ver si podía subir. El macho, cuando sintió los primeros dientes
clavándose en sus carnes, dio una coz que acabó dando volteretas por el suelo
al “Majo”. El chico empezó a llorar y acudieron los padres corriendo. Le había
dado un buen golpe en la pierna y no paraba de llorar. Cuando ya se calmó y le
preguntaron que había pasado lo contó y volvió a llevar una nueva regañina.
¡Menos mal que no le pasó nada!
Seguro que es una persona muy racional y práctica.
ResponderEliminarSi es que las ideas de niño son tremendas!!!
ResponderEliminarEsperemos que tenga otras prácticas más civilizadas para con el yerno jejeje
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