viernes, 22 de mayo de 2015

Anécdotas, La Badina



LA BADINA

Quien no ha ido a la Badina a nadar de pequeño y no tan de pequeño.
La Badina era uno de los puntos de reunión de pequeños y mayores en el verano, era nuestra piscina natural, ya que no teníamos otra. Allí acudíamos  antes de comer y por la tarde, sobre las cuatro, pues no nos dejaban ir antes no fuéramos a tener un corte de digestión.
Curiosamente teníamos los chicos un vestuario. Íbamos a un latonero que tenía el tío “Picante” y que estaba rodeado de vegetación , allí dejábamos nuestras ropas y nos poníamos el bañador. No había peligro de que nos quitaran las carteras porque no llevamos ni una perra.
Si la Badina era la piscina de los chicos, el Ventanico era la piscina de las chicas, así que raramente nos bañábamos juntos. Ellas pasaban por allí de paso. Cuando éramos más pequeños alguna vez nos bañamos desnudos y si venían  las chicas todos corriendo la agua.
Era una zona de recreo; allí podíamos bañarnos, coger algún barbo a maneta por lo agujeros y hasta los primeros cangrejos americanos que aparecieron.
Voy a describir como era la Badina entonces, porque ahora no se puede casi ni ver ya que está toda llena de aneas y cañotas (esto ahora a cambiado).
La Badina tiene una piedra de piñón (siempre bajando el río hacia abajo) a la derecha está de lado y allí era donde tomábamos el sol para secarnos. Pegado a ésta había un tronco de chopo seco que era de donde nos tirábamos, como una especie de trampolín. Enfrente de esta piedra hay  otra pequeña de donde también nos tirábamos y encima de estas dos piedras a la izquierda esta la “Tinajica”, una piedra pequeña y que hacia un hueco parecido a una tinaja y encima de todas la piedra principal que estaba en medio del río, es gorda y redonda, debajo de ella hay otra esquinada con otra debajo más pequeña y que está plana un poco por encima del agua( que por cierto esto también ha cambiado, parece ser que la piedra esquinada con alguna riada se ha caído encima de de la plana y ya no esta como antes).
Los pequeños siempre nos tirábamos de la piedra plana y los más valientes se tiraban de la piedra esquinada. Cuenta mi padre que el tío “Perchas” se tiró de la esquinada y se pegó con la cabeza en la plana y, como se decía antes, se abrió la cabeza. Menos mal que todo tuvo solución.
Curiosamente en la Badina ocurría que cuando había riadas, una riada dejaba mucho pozo y a la siguiente lo enrunaba. Así, los pequeños disfrutaban cuando no había pozo, pero tenían que ir con mucho cuidado cuando dejaba pozo. Recuerdo bajar cuando se había pasado la riada y nos tirábamos y los de fuera decían:
-       ¡A ver cuánto capuza!
         Levantábamos las manos y bajábamos a tocar pie en el suelo, unas veces te quedaba por el codo y otras te cubría con manos y todo.
-       ¡Capuza con manos!



                                  Piedra de la Badina

La anécdota que voy a contar me ocurrió a mí cuando tendría unos trece años. Era una de las veces que cubría con manos de sobra. Era una tarde calurosa  de verano; yo baje temprano, sobre las cuatro de la tarde, y no había todavía nadie por allí. Me pegué un baño y salí a la piedra a tomar el sol. En esto aparecieron una cuadrilla de chicos más pequeños que yo, tendrían unos nueve años. Yo estaba en la piedra plana de la derecha y ellos aparecieron por la piedra pequeña que hay enfrente. El más atrevido se tiró al agua pero yo veía que no hacia más que subir y bajar. Mientras, los pequeños, desde la piedra, no decían nada. Me di cuenta de que se estaba ahogando. No lo dudé más y me tiré a por él. Mi táctica fue sacarlo en dos o tres empujones hasta que alcanzó la orilla y pudo agarrarse a los juncos que había allí y así poder salir. Siempre pensé que aquel chaval que saqué de la Badina era el “Kubala”, el hijo del “Borrajas”. Sería porque andaba por allí con los de la cuadrilla de chicos, pero hace un par de años (2010) me dijo uno:
-       No se si tú te acordarás, pero sino hubiese sido por ti yo no estaría aquí.
Y me contó lo que ocurrió aquella tarde en la Badina, era Manuel el “Meseguer”, el que tiene las fruterías por toda esta zona. Le dije que siempre pensé que era el “Kubala”, pero me aseguró que era él.
Bueno fue una anécdota que tuvo solución, aunque bien pudo acabar en tragedia.            Toño

1 comentario:

  1. La Badina merece todo lo que estais haciendo y mucho más porque realmente ha sido durante muchos años nuestra piscina natural, con sus rocas-trampolín, sus árboles-vestuario y un río que, al menos entonces, nos parecía mucho más caudaloso. Recuerdo que una prueba de madurez era subir contra la corriente. Aunque era casi exclusivamente para los chicos, algunas veces nos visitaban grupitos de mozas más un poco más atrevidas que nos alegraban la vista y animaban a algún bañista-varón a hacer piruetas un tanto arriesgadas lanzándose al agua desde la roca más elevada. Hoy la Badina, lógicamente, ha sido olvidada y magníficamente sustituida por la flamante piscina con que cuenta nuestro pueblo.Un merecido agradecimiento y homenaje a nuestra "vieja piscina"!! RAMON MARTIN

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