LA BADINA
Quien no ha ido a la Badina
a nadar de pequeño y no tan de pequeño.
La Badina era uno de los
puntos de reunión de pequeños y mayores en el verano, era nuestra piscina
natural, ya que no teníamos otra. Allí acudíamos antes de comer y por la tarde, sobre las
cuatro, pues no nos dejaban ir antes no fuéramos a tener un corte de digestión.
Curiosamente teníamos los
chicos un vestuario. Íbamos a un latonero que tenía el tío “Picante” y que
estaba rodeado de vegetación , allí dejábamos nuestras ropas y nos poníamos el
bañador. No había peligro de que nos quitaran las carteras porque no llevamos
ni una perra.
Si la Badina era la piscina
de los chicos, el Ventanico era la piscina de las chicas, así que raramente nos
bañábamos juntos. Ellas pasaban por allí de paso. Cuando éramos más pequeños
alguna vez nos bañamos desnudos y si venían
las chicas todos corriendo la agua.
Era una zona de recreo; allí
podíamos bañarnos, coger algún barbo a maneta por lo agujeros y hasta los
primeros cangrejos americanos que aparecieron.
Voy a describir como era la
Badina entonces, porque ahora no se puede casi ni ver ya que está toda llena de
aneas y cañotas (esto ahora a cambiado).
La Badina tiene una piedra
de piñón (siempre bajando el río hacia abajo) a la derecha está de lado y allí
era donde tomábamos el sol para secarnos. Pegado a ésta había un tronco de
chopo seco que era de donde nos tirábamos, como una especie de trampolín.
Enfrente de esta piedra hay otra pequeña
de donde también nos tirábamos y encima de estas dos piedras a la izquierda
esta la “Tinajica”, una piedra pequeña y que hacia un hueco parecido a una
tinaja y encima de todas la piedra principal que estaba en medio del río, es
gorda y redonda, debajo de ella hay otra esquinada con otra debajo más pequeña
y que está plana un poco por encima del agua( que por cierto esto también ha cambiado, parece ser que la piedra esquinada con alguna riada se ha caído encima de de la plana y ya no esta como antes).
Los pequeños siempre nos
tirábamos de la piedra plana y los más valientes se tiraban de la piedra
esquinada. Cuenta mi padre que el tío “Perchas” se tiró de la esquinada y se
pegó con la cabeza en la plana y, como se decía antes, se abrió la cabeza.
Menos mal que todo tuvo solución.
Curiosamente en la Badina
ocurría que cuando había riadas, una riada dejaba mucho pozo y a la siguiente
lo enrunaba. Así, los pequeños disfrutaban cuando no había pozo, pero tenían
que ir con mucho cuidado cuando dejaba pozo. Recuerdo bajar cuando se había
pasado la riada y nos tirábamos y los de fuera decían:
- ¡A ver cuánto capuza!
Levantábamos las manos y bajábamos a tocar pie en el suelo,
unas veces te quedaba por el codo y otras te cubría con manos y todo.
- ¡Capuza con manos!
Piedra de la Badina
La anécdota que voy a contar
me ocurrió a mí cuando tendría unos trece años. Era una de las veces que cubría
con manos de sobra. Era una tarde calurosa
de verano; yo baje temprano, sobre las cuatro de la tarde, y no había
todavía nadie por allí. Me pegué un baño y salí a la piedra a tomar el sol. En
esto aparecieron una cuadrilla de chicos más pequeños que yo, tendrían unos
nueve años. Yo estaba en la piedra plana de la derecha y ellos aparecieron por
la piedra pequeña que hay enfrente. El más atrevido se tiró al agua pero yo
veía que no hacia más que subir y bajar. Mientras, los pequeños, desde la
piedra, no decían nada. Me di cuenta de que se estaba ahogando. No lo dudé más
y me tiré a por él. Mi táctica fue sacarlo en dos o tres empujones hasta que
alcanzó la orilla y pudo agarrarse a los juncos que había allí y así poder
salir. Siempre pensé que aquel chaval que saqué de la Badina era el “Kubala”,
el hijo del “Borrajas”. Sería porque andaba por allí con los de la cuadrilla de
chicos, pero hace un par de años (2010) me dijo uno:
- No se si tú te acordarás,
pero sino hubiese sido por ti yo no estaría aquí.
Y me contó lo que ocurrió
aquella tarde en la Badina, era Manuel el “Meseguer”, el que tiene las
fruterías por toda esta zona. Le dije que siempre pensé que era el “Kubala”,
pero me aseguró que era él.
Bueno fue una anécdota que
tuvo solución, aunque bien pudo acabar en tragedia. Toño
La Badina merece todo lo que estais haciendo y mucho más porque realmente ha sido durante muchos años nuestra piscina natural, con sus rocas-trampolín, sus árboles-vestuario y un río que, al menos entonces, nos parecía mucho más caudaloso. Recuerdo que una prueba de madurez era subir contra la corriente. Aunque era casi exclusivamente para los chicos, algunas veces nos visitaban grupitos de mozas más un poco más atrevidas que nos alegraban la vista y animaban a algún bañista-varón a hacer piruetas un tanto arriesgadas lanzándose al agua desde la roca más elevada. Hoy la Badina, lógicamente, ha sido olvidada y magníficamente sustituida por la flamante piscina con que cuenta nuestro pueblo.Un merecido agradecimiento y homenaje a nuestra "vieja piscina"!! RAMON MARTIN
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