Calles vacías, desesperación y miedo en Andorra y Albalate
Tanto en la Villa Minera como en Albalate se vivieron ayer momentos de miedo y caos
Calles vacías y un silencio sepulcral. Ventanas con las persianas a medio echar con las luces en los interiores para seguir la última hora del terrible suceso en medios de comunicación de todo el país. Andorra vivía ayer uno de los peores días de su historia. Probablemente el peor. Sólo en el entorno de la vivienda de José Luis Iranzo, el único civil fallecido y muy querido en la localidad, había gente. Familiares y amigos totalmente rotos, a quienes unas horas después del tiroteo costaba entender lo sucedido. Destruidos por un suceso sin precedentes en el territorio e indignados por la desinformación que ha reinado en la zona desde que hace diez días el mismo delincuente disparase a dos hombres en un mas en Albalate del Arzobispo. Poco ha trascendido del dispositivo de búsqueda. Solo, y según la Guardia Civil, que estaban «usando todos los medios disponibles y que no iban a parar hasta detenerle».
En torno a las siete y media de la tarde, los tres fallecidos fueron trasladados al centro de Salud de Andorra, donde fueron acudiendo algunos familiares además de efectivos de la Guardia Civil.
Unas horas más tarde, el despliegue principal se vivió en el cuartel andorrano, donde fueron acudiendo equipos de todo el país. Armados hasta las cejas, con metralletas, escudos y a las órdenes de un General fueron llegando y ampliando el dispositivo. Entraban y salían con mapas y documentos y abrían y cerraban furgones con rapidez.
Donde si era frenética la actividad vecinal era en las redes sociales y los grupos de WhatsApp, que hicieron cundir el pánico a todo el Bajo Aragón Histórico. Falsas informaciones sobre tiroteos en el barrio de la sindical alertaron a todos los andorranos. Después, se habló de rehenes en la plaza del Regallo y en un bar cercano, donde simplemente, se bajó la persiana por precaución. «Tenemos que mantener la calma porque oficialmente no tenemos ningún dato. Quiero transmitir a la ciudadanía serenidad y calma ante una situación tan complicada como esta», repetían los representantes municipales.
Conmoción en Albalate
En Albalate, los pocos que transitaban por la calle lo hacían para ir a casa. Entre ellos, el alcalde, Antonio del Río, con el móvil en la mano. «La Guardia Civil nos ha dicho que todo el mundo se metiese en casa y que los establecimientos cerrasen. Que nadie estuviese en la calle», dijo visiblemente afectado. «No sabemos más, solo que está huido y que no salgamos», añadió. «Mal, muy mal,… Una desgracia lo que está pasando», reflexionó mirando al suelo. Al lado, en Casa Agustín, algunos terminaban de cenar atentos a los medios. De hecho, con información de primera mano, pues algunos realizaron las conexiones desde allí.
Entre los que cenaban estaba Sergio Calatayud, que compartía mesa con dos compañeros. Los tres son camioneros y habían parado a cenar en el restaurante, «como tantas veces». Venían de Zaragoza y se dirigían al cargar a Gargallo antes de regresar a Castellón, de donde proceden. «Estábamos cenando, nos han dicho que nos quedásemos aquí», dijeron. «Miedo no tenemos», explicaba mientras apuraba un café mirando el móvil en busca de alguna noticia nueva. Por allí estaba Agustín y su hermano, que a sus 12 y 9 años también preguntaba por novedades. «Estaba muy tranquilo pero cuando nos hemos enterado me he asustado un poco», decía el mayor mientras su madre, Tere, seguía trajinando entre la cocina. «Se han dicho muchas cosas estos días, si se alimentaba por los mases de lo que cogía,… Yo, personalmente, miedo no tengo, nos han dicho que estemos aquí y aquí estamos seguros y siguiendo la noche con normalidad», añadió mientras se preocupaba de que a nadie le faltase de nada.
PERIODICO:La Comarca
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