viernes, 19 de noviembre de 2021

Anécdotas, un día de caza

UN DÍA DE CAZA


Hubo un  tiempo en que en Urrea había gran afición por los galgos y en muchas de las casas de los agricultores estaba su galgo presente. 

Luego se juntaban algunos a cazar y que si el perro mío corre más que el tuyo, que si yo voy solo con el mío y coge las liebres...; las discusiones eran muchas.

Pero el día de caza que hoy voy a contar pasó hace unos años.

 De todos es sabido que los “Pericos” gustaban de tener buenos galgos, sobre todo el abuelo Pedro el “Perico”, que donde despuntaba un perro, si no tenían entonces alguno bueno, para allí que se iban a ver si lo podían comprar.

La perra de la que vamos a hablar hoy la compraron en Lécera y se llamaba Platera aunque en Urrea se la conocía como la perra de Lécera. Decían que era el no va más, liebre que echaba liebre que cogía. Hubo algún día que llegó a coger hasta seis liebres. Como cazaba tan bien se fueron juntando algunos y ya era habitual verlos cazar casi siempre con los “Pericos”.



Un día por la mañana marcharon a cazar el Pedro el “Perico”, el José el “Caponera” y el tío Pedrola, hombre que había trabajado muchos años en Francia y ahora de mayor había vuelto a Urrea.




 Decidieron ir al espartal de la paridera Mazas, y comenzaron la mano en busca de alguna liebre. Llevaban un buen rato cazando sin echar ninguna; estaban no muy lejos de la paridera de Mazas; la perra Platera se tira sobre el esparto y en vez de arrancarse una liebre se arranca un gato. El tío Pedrola que  ve que corría la perra y el gato delante hecho a gritar:

  • ¡Venga que esa lleva buena coda! 


La perra animada por los gritos alcanza  al gato sin matarlo, entonces se da medía vuelta y corren hacia los cazadores. Como el gato no tenía ninguna defensa, coge, pega un salto y se sube a los hombros del tío Pedrola clavándole las uñas en los hombros y la perra dando saltos a su alrededor. Los gritos del Pedrola se oían por todas las Cabañuelas: 

  • ¡Fill de puta, si te cojo te mato...! – y la perra seguía saltando alrededor.
  • ¡Bueno, te! ¡Quitadme este bicho de encima...! 

Tuvieron que coger la perra y marcharse lejos de allí. Cuando la perra ya estaba lejos el gato dio un salto y corrió a refugiarse en los tejados de la paridera Mazas.

Me cuenta Pedro el “Perico” que era invierno y que el Pedrola llevaba chaqueta, cuando se la quito llevaba todas las uñas bien marcadas en los hombros.

Toño


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