Todo va cambiando poco a poco, recuerdo de chicos que cuando llegaba el día del Panete o de la Rosca íbamos al monte a comer en cuadrillas , ya previamente se había quedado con la cuadrilla de chicas , con las que íbamos a pasar el día, unos años nos dió por ir a las parideras que había por la Hoya del Moro , con las consecuencias que esto traía , nos pasaba de todo desde llenarnos de pulgas, jugábamos al escondite y otros juegos encima mismo del estiércol, cosa que ahora no se consentiría , pero aun seguimos aquí, se subía por los tejados con la consiguiente rotura de tejas , que a veces tenían que pagar nuestros padres y acompañados de unos buenos palmetazos del maestro.
La ganadería tenia mucha importancia en Urrea , había muchos ganados y como consecuencia muchas parideras, poco a poco los ganados han ido desapareciendo, hasta tal punto que no queda ninguno en Urrea, solo alguna temporada viene un ganado de fuera, ¿ que es lo que ha pasado entonces con la parideras?, pues que una a una se han ido escachando, de tres que he conocido que conocido yo en la Hoya del Moro encerrando el ganado ya no queda ninguna y así por el resto del monte.
Hoy quiero dedicar estar lineas, a la paridera del Choco, esta casi junto con la paridera del "Collao" que aparecen juntas en la primera foto, es de las que mas ha aguantado, y no es que estuviera muy mal porque debía ser la mas nueva , pero al no utilizarse se han quitado las tejas, dentro de poco solo nos quedara el recuerdo de que estas tejas están en el tejado de la iglesia , pues se utilizaron para su restauración .
Al entrar en ella me llegaron recuerdos de mi juventud y las correrías que por allí hacíamos, pero que triste se veía parecía algo fantasmal, el cubierto principal con su esqueleto de maderos dejaba pasar los rayos de sol por entre los huecos de los cañizos, se veían los maderos que todavía no ha caído ninguno al suelo, en la caseta del pastor en el armario despensa todavía queda una botella verde seguramente de aceite,el fuego con su pared mascarada por las muchas "charadas" que allí se habrán hecho, en un lado esta la cuadra con su pesebre donde se podían atar hasta cinco caballerías, y lo que me lleno mas de nostalgia fue que en una estaca todavía sigue colgado el morral roto del ultimo pastor que por allí paso.
Son cosas que algunos hemos conocido en pleno auge y que poco apoco por desgracia irán desapareciendo, hasta que queden en un montón de piedras silenciosas, para que cuando vengan otros después de nosotros digan ¡ aquí debió haber una paridera en tiempos!, con la ilusión que la harían los que la hicieron y es que la vida es así todo pasa. Toño
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Pues sì, son muchos los recuerdos de panetes pasados por esas parideras (ese día nos íbamos con los maestros cuando estábamos en la escuela), a veces, como dices, llenándonos de pulgas, jugando al escondite y subiéndonos por los olivos... Pero si a nosotros nos traen recuerdos, imaginaos a los que allí vivieron. Nunca se me olvidará los momentos que vivimos con el José el Picolos cuando un día fuimos con él a la paridera de la Chumilla donde vivió durante su infancia con su familia.
ResponderEliminarManolo
Tierra ocre de solitaria vida entre verdes agrisados olivos de escasa cosechas y menudos frutos, sobre ti crecen los tomillos y romeros, aliagas punzantes y espartales decorados con blanquecinas hojas como florecillas en sus crestas, al fondo los tortuosos pinos carrascos que crecieron por si solos marcan con un nuevo color mas verde y mas claro los horizontes hacia el lugar por donde el sol nace, alli como castillos quijotescos se alzan los restos de lo que fueron cobijo de ganados y pastores, piedras asoladas en viejas tapias que mantienen vivos los recuerdos de aquellos que en ti vivieron, que recojen en sus ecos las risas y juegos de los niños que alli jugaron, hoy estaiis un poco rotas tapias, como nosotros viejos y un poco desencajados paro tambien estamos y vosotras parideras de ayer y nosotros jóvenes tambien de ayer, vivamos nuestros hoy con la dignidad de haber sido de alguna utilidad en algún tiempo pasado, mantengamos viva la esperanza de poder seguir siendo algo mas que unas destartaladas ruinas y podamos pregonar las historias que vivimos, parideras de la hoya del moro, seguid siendo castillos encantados para los niños y los espíritus quijotescos aunque los lógicos solo vean ruinas y desolación en vuestros muros, nosotros los románticos o los poetas o los locos o los niños seguiremos viviendo las ilusiones de nuestros sueños y nuestros juegos, somos ilusos? O... Ilusionados?, somos los niños de ayer. AZARGACHO
ResponderEliminarYo creía que los azargachos tenían la sangre fría y que en invierno se aletargaban y no sacaban su lengua para decir algo, pero veo que este debe de estar bastante calentico y gracias a eso nos regala estos escritos
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